Los embalses de agua tienen un papel decisivo en la distribución de agua potable (consumo, irrigación, etc.) y en la producción de energía eléctrica, y suponen a la vez un enorme impacto en el funcionamiento de los ríos donde se ubican. Tradicionalmente, los embalses son considerados unos sumideros netos de carbono que acumulan más carbono del que emiten hacia la atmósfera. Ahora, un nuevo estudio cambia la hipótesis tradicional del papel ecológico de los embalses en el ciclo global del carbono y revela que emiten dos veces más carbono del que capturan. (Fuente: DICYT)