Crónica desde la marisma

Los ciclos buenos para la marisma son los que comienzan con abundantes lluvias otoñales que permiten la emergencia de la hierba desde noviembre y que empapan el terreno para que las precipitaciones de invierno inunden la llanura, de forma que en enero esta presente la apariencia de un somero lago sin límites. (Fuente: ABC)

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