Imagina que te despiertas por la mañana y no oyes ni un solo trino. Ni siquiera si sales a la calle o paseas por un parque. Ni rastro de gorriones, golondrinas, mirlos o vencejos. "Sería de lo más triste que podría ocurrirle a una ciudad", asegura Nicolás López-Jiménez, responsable de Programas de Conservación de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife. (Fuente: Ambientum)