“Más del 30% de la luz del sol que llega a una superficie de silicio es reflejada y, por tanto, no se aprovecha en la conversión fotoeléctrica —explica Sagrario Domínguez, ingeniera de Telecomunicaciones de la Universidad Pública de Navarra—. Las nanoestructuras en la superficie de un material, al tener dimensiones en el rango de la longitud de onda de la luz, interfieren con esta de manera especial y permiten modificar la cantidad de luz reflejada”. (Fuente: Ambientum)