«Lo que me faltaba», bromea Soria cuando se le propone fotografiarse junto a dos señales de alta tensión. La suya, generada por una reforma energética que puso a todo el sector en armas, la quema una hora al día en la bici elíptica. Pero cuando las aguas parecían calmadas, llega Montoro y enchufa los 3.600 millones de déficit que debía asumir el Estado a las eléctricas. Más tensión.