El acuerdo, negociado entre el representante del Parlamento Europeo, Ivo Belet, y la presidencia irlandesa en representación de todos los gobiernos de la UE, podría obligar a las empresas europeas a evaluar su capacidad de limpiar un derrame de hielo en contextos ambientales difíciles. Estas condiciones serían, por ejemplo, la oscuridad total, la presencia de hielo o los temporales marítimos.