Son la mayor causa del cambio global, pero no parece encontrarse la forma de ponerles freno. En 2011, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron un 3%, alcanzando la cifra de 34.000 millones de toneladas. En China, en plena expansión económica, se dispararon un 9% –7,2 toneladas por habitante– lo que consagra al gigante asiático en el mayor emisor mundial, por delante de Estados Unidos.