La crisis financiera global, la ralentización del mercado eólico chino –el mayor del mundo– y la presunta sobrecapacidad de la industria están desencadenando fuertes ajustes en el sector eólico global, ajustes de los que ni siquiera escapan multinacionales de la talla de Vestas, que ha cerrado su fábrica de Hohhot, en Mongolia Interior, o Suzlon, que acaba de vender su filial china.