En el médano del Asperillo aún hoy es posible encontrar troncos calcinados. Son pocos y pasan desapercibidos entre las camarinas, las aulagas, los enebros o las sabinas de este sistema de dunas móviles que forma un acantilado a la orilla misma del Atlántico. Los trozos de madera ennegrecidos, sobre todo de pinos, son los restos del peor incendio que ha sufrido el espacio protegido de Doñana en toda su historia. (Fuente: El Mundo)