La extracción ilegal del oro en la Amazonía no solo está deforestando la selva, contaminando los ríos con mercurio o financiando al crimen organizado, también se está insertando en el sistema financiero de Estados Unidos, cuyas leyes y regulaciones han sido clave para lavar las ganancias de una de las economías ilícitas más grandes y de mayor crecimiento en el mundo. (Fuente: Mongabay)