El gas natural emerge como un combustible alternativo prometedor frente a los derivados del petróleo. Su uso en el transporte ayuda a mitigar el impacto ambiental gracias a emisiones más bajas de CO2 y otros contaminantes. La combustión del gas natural es más limpia, resultando en una reducción significativa de partículas y óxidos de nitrógeno y, haciendo de este, un transporte sostenible. (Fuente: Ambientum)